dijous, 11 de març del 2010

Spain is not only toros y olé





Uno de los recuerdos que tengo de pequeña es ver a mi abuelo ver las corridas de toros por la tele. Se iba a una habitación aparte porque ni a mi abuela ni a mí nos gustaban. Es verdad que tampoco he tenido nunca interés por ver los toros. Es más, no creo que haya muchos jóvenes en Cataluña que hayan ido a verlos alguna vez. Pero entiendo que mis abuelos -andaluces de Jaén, y aceituneros altivos- no han tenido en su tiempo tantas formas de entretenimiento como las que tenemos ahora.

Puedo entender que las corridas de toros sea una de las tradiciones más antiguas que existen en España. Lo que no puedo entender es que, a día de hoy, sea uno de los símbolos con los que más nos identifican en nuestro país. Con todo lo que hemos avanzado, ¿hace falta que en el siglo XXI sigamos considerando como algo artístico la forma de matar a un animal? Y no es por ponerme en plan progre, pero me niego a que me encasillen en la España cañí de paella y olé cuando creo que todo esto tendría que estar ya más que superado. Aunque los estereotipos culturales se suelen alejar, al fin y al cabo, de la realidad, me da mucha pena pensar que nos vean como los vagos que hacemos siesta, bebemos sangría y que tenemos formas de entretenimiento un tanto cromañones. De igual forma que los romanos dejaron ya olvidadas las batallas de gladiadores, quizá deberíamos hacer un pensamiento y dejar a los pobres toros que pasten libres por el campo. O, al menos, que su muerte no sea contemplada por un grupo de folcloristas y turistas, previo pago, obviamente. Y encima a eso le llaman arte.

En Cataluña ya hemos dado el primer paso. Era de esperar la avalancha de críticas contra los catalanes y, como no, los matices políticos que el que quiera extraiga de aquí. Pero a ver si en vez de declarar las corridas como “un bien cultural a proteger” alguien más nos da la razón. Por ser catalanes esto quizá no pase, por desgracia. Pero tengo la esperanza de que en alguna otra comunidad exista alguien con un poco de corazón y admita que esto de las corridas es –y siempre ha sido- una atrocidad. Realmente, nuestra cultura es mucho más rica como para basarla en los toros.


0 comentaris:

Publica un comentari a l'entrada