dijous, 25 de febrer del 2010

Marilyn

Tras la muerte de la actriz, Truman Capote hizo un retrato sobre la diva


DESTAPANDO A MARILYN


- Descubierto un manuscrito escrito por Truman Capote en el que se muestra el lado más íntimo de la artista

- La que fuera el gran icono sexual de los 50 era una mujer acomplejada, caprichosa e inmadura



MARIA PETRUS

Marilyn Monroe ha pasado a la historia como uno de los grandes iconos sexuales de los 50. A día de hoy, sigue siendo recordada como un mito. Pero mientras su cara mediática es de sobras conocida, la vida privada ha sido hasta ahora un enigma.

Recientemente, ha salido a la luz un manuscrito que escribió Truman Capote poco después de que ella muriera. En él desvela los aspectos más personales de la actriz que, lejos de ser la ambición rubia de los escenarios, era en realidad “una adorable criatura”. Así es como la define su amigo y así es como titula el retrato que hace sobre ella, a partir de conversaciones y reflexiones hechas a posteriori.

Lo hace situándose en el 28 de abril de 1955, día en el que ambos acuden al funeral de Constance Collier, una mujer con la que los dos tenían relación. Capote propuso a Collier que preparara a la entonces poco conocida actriz a alcanzar el estrellato. Otras artistas, como Katherine y Audrey Hepburn, también pasaron por sus manos.

“Si alguien te preguntara cómo era verdaderamente Marilyn Monroe, apuesto a que dirías que soy una estúpida. Una sentimental”. Estúpida quizá no, pero Capote refleja que se trataba de una Marilyn insegura y acomplejada con su cuerpo. “Nunca conseguiré el papel adecuado, nada que me guste verdaderamente. Mi físico está contra mí”. Tenía complejo de inferioridad hacia actrices que, paradójicamente, la admiraban. Entre ellas, Barbara Paley. “Sólo con mirar fotografías de ella me siento como una fregona”.

“Siempre llegas tarde y nunca llevas dinero”. Capote le tira en cara a Marilyn su falta de seriedad. El mismo día del funeral la diva se retrasa porque no sabe qué ponerse. La joven llega con una vestimenta que su amigo califica, en su posterior reflexión, como “apropiado para la abadesa de un convento en audiencia privada con el Papa”. Aún así, ese día iba perfecta para el anonimato, tras unas gafas oscuras y sin maquillaje.

“Espero que te quede suficiente dinero”. Por el contrario, Marilyn era una mujer caprichosa. El escritor, asume los gastos del champán al que ella había prometido que invitaba después de la ceremonia y a un trayecto en taxi que propone la chica de hacer.

Pero, gracias a ese champán, Capote consigue sonsacarle cuestiones más privadas que después en el manuscrito desvela. Marilyn admite su relación, en el momento secreta, qu con Arthur Miller –aunque Capote ya lo intuía desde hacía tiempo. La actriz también le confiesa que, en su intimidad, le gusta “bailar desnuda delante del espejo y ver cómo me saltan las tetas”. Está obsesionada por saber si se va a adelgazar y dice detestar sus manos. “Son demasiado gruesas”. Por la conversación, sacan también los trapos sucios de Errol Flynn. De él asegura la artista que lo vio tocar en una fiesta tocar You Are My Sunshine con su pene. Capote, por su parte, le responde que, después de estar una noche con el actor, “si no hubiera sido Errol Flynn no lo hubiera recordado”.

A pesar de lo críticos que son el uno con el otro, lo que deja claro este texto es que la amistad entre Marilyn Monroe y Truman Capote era auténtica. El escritor admite que, detrás de la niña malcriada, inmadura y malhablada, se encuentra eso, “una adorable criatura”.

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