dimarts, 9 de febrer del 2010

LA NIÑA LIBRE

Hola, me llamo María, pero por ser un nombre tan poco original, si no te importa, llámame Mery. Tengo 21 años ya bien cumplidos, aunque aún tengo que ir enseñando DNI para comprar tabaco. Ya sea por estatura, por tener cara de niña o, simplemente, por mis pintas. Sé que doy una imagen a los demás que puede confundir de primeras. Pero eso me me ayuda a quitarme superficiales del camino.

Después de nueve años haciendo piano un poco a desgana llegó un día en que me iluminé y me entró un ataque de rebeldía. De repente odié a todas las princesitas Disney y el rollo de Peter Pan de "nunca crecer" no acababa de ir conmigo. Aquí empezó mi obsesión por ser más independiente.

Me emperré en hacer Criminología. Soñaba con ser poli judicial. Pero como condición tenía que hacer también Derecho. Al final tanta ley pudo conmigo, aunque tardé dos años en llegar a esta conclusión. El irme a estudiar segundo a Gerona -por un cambio de aires- me abrió los ojos: no podía seguir con algo que no me motivaba.

Es por eso que me he metido en esta universidad: quiero salir de aquí con dos carreras que -espero- me den esa libertad que tanto busco. La necesidad de escaparme de la rutina me hace inquieta. Mi pasión por los idiomas, algo abandonada, puede servirme de ayuda. Aunque no tengo ni idea de a qué me voy a dedicar de aquí a diez años, lo que sí sé es que no voy a pasarme toda la vida trabajando de lo mismo. No es tanto qué quiero ser cuando sea mayor, sino cómo quiero que sea mi vida: libre de ataduras.

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