Las que enseñan el escote ganan 3 veces más
UNA ROSA POR UN ESCOTE
Algunas chicas de las paradas de Gracia aprovechan sus encantos para vender más rosas
Otras prefieren seguir vendiendo a la manera tradicional
MARIA PETRUS
“Al final, he tenido que salir entre los coches enseñando el escote para que lo tíos me compraran rosas. Ha sido divertido.” Mientras que Alexandra se ha sacado cerca de 60 euros vendiendo rosas, su compañera tan sólo 20. Y su fórmula del éxito ha sido bien simple: pasearse entre los coches flirteando con los conductores. "Me hacía gracia cómo picaban".
Cuando Laura ha visto a su amiga paseándose por la calzada como si fuera una vedette, lo primero que ha pensado ha sido “menuda zorra”. Eso sí, a la “zorra” esta las rosas le han volado de las manos y se ha ido para casa con un buen sueldo. Pero Laura insiste en que, aunque la otra se haya sacado más dinero, "yo al menos no le he dido tirando la caña a los tíos para que compraran una rosa a la novia. Me podría haber sacado más haciendo como ella pero tengo mis principios”.
A pesar de todo, las dos vuelven a casa orgullosas de su jornada. Cada una a su manera. A Alexandra el orgullo quizá le dure lo mismo que el dinero. Pero sabe que sus encantos le seguirán abriendo muchas puertas. Laura, en cambio, está satisfecha porque ni siquiera se rebaja por dinero, que bastante falta le hace además desde que está en el paro. “Y para que luego se quejen de que somos unas putas”.
UNA ROSA POR UN ESCOTE
Algunas chicas de las paradas de Gracia aprovechan sus encantos para vender más rosas
Otras prefieren seguir vendiendo a la manera tradicional
MARIA PETRUS
“Al final, he tenido que salir entre los coches enseñando el escote para que lo tíos me compraran rosas. Ha sido divertido.” Mientras que Alexandra se ha sacado cerca de 60 euros vendiendo rosas, su compañera tan sólo 20. Y su fórmula del éxito ha sido bien simple: pasearse entre los coches flirteando con los conductores. "Me hacía gracia cómo picaban".
Cuando Laura ha visto a su amiga paseándose por la calzada como si fuera una vedette, lo primero que ha pensado ha sido “menuda zorra”. Eso sí, a la “zorra” esta las rosas le han volado de las manos y se ha ido para casa con un buen sueldo. Pero Laura insiste en que, aunque la otra se haya sacado más dinero, "yo al menos no le he dido tirando la caña a los tíos para que compraran una rosa a la novia. Me podría haber sacado más haciendo como ella pero tengo mis principios”.
A pesar de todo, las dos vuelven a casa orgullosas de su jornada. Cada una a su manera. A Alexandra el orgullo quizá le dure lo mismo que el dinero. Pero sabe que sus encantos le seguirán abriendo muchas puertas. Laura, en cambio, está satisfecha porque ni siquiera se rebaja por dinero, que bastante falta le hace además desde que está en el paro. “Y para que luego se quejen de que somos unas putas”.
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